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Se esfumó el sueño en Avellaneda

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Racing buscó con todo el milagro ante Flamengo, pero el cero a cero le alcanzó al equipo brasileño para avanzar a la final gracias al gol de la ida.

En una noche cargada de emoción y expectativa en Avellaneda, Racing Club buscó con el corazón lo que el marcador le negó. Con la obligación de remontar el 1-0 sufrido en Brasil, el equipo de Gustavo Costas salió decidido a jugar el partido de su vida.

El arranque fue puro empuje académico: presión alta, intensidad y la gente empujando desde cada rincón del estadio. Racing dominó el juego y generó las situaciones más claras, pero se topó una y otra vez con la seguridad del arquero Agustín Rossi y la férrea defensa de Flamengo.

La expulsión de Plata en el conjunto carioca encendió aún más la ilusión. Con un hombre de más durante más de media hora, la Academia acorraló al rival, pero la pelota se negó a entrar. Los minutos se esfumaban, la desesperación crecía y el milagro no llegaba.

El 0-0 final selló la eliminación. Flamengo avanzó a la gran final de la Libertadores, mientras Racing se despidió entre aplausos y lágrimas. El equipo de Costas dejó todo en la cancha, pero se fue con la sensación de haber merecido más.

“Estoy orgulloso de mis jugadores y de esta gente. Duele quedar afuera, pero dejamos el alma”, dijo el técnico, visiblemente emocionado.

Ahora, el desafío será levantarse rápido, mirar hacia adelante y volver a intentarlo. Porque en Avellaneda, la fe no se apaga: la Academia siempre vuelve.